viernes, 21 de junio de 2013

Cómo explicar que la justicia es ciega

 Hace bastante que no escribo en m blog, pero ayer una amiga me hizo una pregunta reflexiva que debo compartir (yo las llamó así porque siempre van dirigidas a saber algo pero con un toque especial, que realmente te hace dudar de si sabe más que tú y te pregunta simplemente para confirmar tu ignorancia).

 La pregunta viene en el contexto de una conversación en la que las personas que estábamos sentados en la mesa procedíamos de diversos ámbitos profesionales discutiendo los temas más diversos y que nos hizo detenernos durante un tiempo en un tema que a todos parecía gustar. Qué sucede con la justicia en nuestro país?.

 Es difícil mantener una conversación sobre temas jurídicos cuando tus interlocutores no proceden de ese ámbito, que a veces es tan odiado como amado (odiado por quiénes no se dedican a ello y amado por nosotros, los abogados o juristas). Por ello, tienes que ser cauteloso al explicar latinajos que parece que nuestro gremio entiende a la perfección, pero que desde fuera se entienden como pequeñas palabras o frases emitidas por nuestras gargantas para espantar a la gente y demostrar una prepotencia que no podemos explicar...

 La pregunta de mi querida compañera no se demoró mucho en el intenso debate acalorado de los presentes, cayendo como el vaso que rompe el suelo frío de tu cocina a horas importunas y que hace despertar la curiosidad del más tranquilo en la casa o del vecino cotilla. "Me puedes explicar qué significa que la justicia es ciega?

 Evidentemente, y para no aburrir al lector con la apasionante y titubeante explicación que pude dar a mis compañeros de mesa y refrigerios, el resumen podría ser en una frase: "Todos somos inocentes hasta que se demuestre lo contrario (presunción de inocencia)".

 Muchos pensaréis que una problema de este calibre requiere una mayor explicación, otros sin embargo, se quedaron en el título de la entrada y ahora estarán disfrutando del día que tienen, y unos pocos, seguiréis pendientes de lo que acontecerá en los últimos párrafos de esta entrada, pensando que voy a hacer revelación del secreto de la vida...

 Mi reflexión personal y desde el mundo del derecho, en un presente como el de la actualidad es el de que nadie acabe sumergido en el pesimismo. Parece que en los últimos años, "los malos", los que llevaron a cabo actos malvados, se han salido con la suya, y sin embargo, "los buenos" sufren las consecuencias de una sociedad y un sistema que les da la espalda. Esto no es así, y es verdad que la selección que aparece en los informativos no fundamenta mis afirmaciones, pero os pido creer que es preferible un sistema en el que el malvado acaba fuera de la cárcel o no llega a pisarla, que un sistema en el que todo el mundo entra en prisión sin pasar por el filtro de la inocencia.

 En todos los sistemas hay fallos, pero sobre todo hay un elemento que nos distingue a los habitantes de la cultura latina, y es que somos "flexibles". Esta característica la decía el otro día un profesor de nuestro Máster, y me hizo reflexionar sobre una cosa, si somos flexibles, porque la gente no es flexible en sus juicios personales y vida cotidiana.

 Flexible no es el que es capaz de cambiar de opinión, sino de adaptarse a cualquier circunstancia. Flexible no es quien disfruta cambiando de criterio o moral, sino el que sabe que además de la que viene de fábrica en su cabeza, existen otras que pueden ser igualmente válidas o acertadas.

 Tener una justicia ciega también implica eso en nuestro día a día, un cambio continuo razonado, pero sobre todo, los ciudadanos exigimos a nuestros jueces que entiendan y descubran de nuevo que los principios básicos que argumentan cualquier sociedad y lema de nuestros vecinos son: Libertad, Igualdad y Fraternidad, a los que yo añadiría, Justicia, pero de la buena...







martes, 6 de septiembre de 2011

¿Por qué no quiero ser político?

Frente a esta pregunta capciosa que fue formulada por un gran querido amigo, comienzo una nueva entrada en mi blog. Con ella quiero tratar de resolver algunas dudas que siempre me he encontrado ante la gente conocida y desconocida que me ha interrogado sobre mis nuevas actitudes en el mundo de la política.
Tengo que reconocer que mi entrada en la política no venía precedida de sueños y aspiraciones pasadas, sino más bien por la materialización de suerte y destino impredecibles. Conocido este aspecto sobre mí, puedo comenzar mi entrada…
Como decía el ilustre Manuel Fraga: “Para algunos, el político es un personaje aprovechado, interesado, hipócrita, que promete más de lo que puede cumplir, que usa la retórica para engañar al electorado, que es propicio a la corrupción y al engaño”. Y es así en la realidad, pero no porque los políticos quieran ser así, sino porque la concepción que se tiene sobre ellos es la que de alguna forma condiciona su vida profesional y personal, hasta el resto de sus días en este mundo imperfecto.
Desde tiempos inmemoriales, la política ha sido parte de nuestra vida y eso se debe en gran parte a nuestra propia naturaleza. En el momento en que dejamos la vida familiar y buscamos poder estrechar lazos con otros grupos de individuos, se hizo necesario el tener que dialogar y negociar intereses necesariamente enfrentados a los de otros. En esta negociación, fuimos capaces de saber que la labor no podría ser desempeñada por cualquier persona y designamos para esa labor a las personas más capaces.
Bajo este contexto y explicación histórica, mi respuesta fue clara para mi querido amigo:

1)      No quiero ser político porque tendré que enfrentarme cada día de mi vida a la dura tarea de convencer a la gente que me rodea de que la profesionalidad si es compatible con esa labor.
2)      No quiero ser político porque deberé demostrar a todos y todas que el poder representar a la gente no es un trabajo bien remunerado en el ámbito social. El respeto que lograré nunca será pleno como en otros servicios a esta sociedad, y siempre seré tachado de oportunista y corrupto ante situaciones difíciles.
3)      Tampoco quiero ser político porque siempre seré objeto de las más duras críticas. El hacerlo bien siempre será una obligación, y el error en mis actos, una muestra de mi ineptitud y símbolo claro de la clase que ocupo.
4)      No quiero ser político porque siempre encontraré la justificación de que toda mi labor es poca y que por supuesto, si he trabajado mucho, no es suficiente para compararme al resto de mis conciudadanos.
5)      Diré no a la pregunta de si quiero ser político, porque cómo todos dicen, siempre miento y nunca digo las cosas claras. Me tacharán de ser mentiroso sin haber mentido y de ser retórico cuando aún no lo haya hecho.

Estás y otras razones sorprendieron a mi querido amigo, ya que él esperaba que le diera una batería de razones y argumentos para justificar mis andanzas por este ingrato mundo de la política, a las que pudiera asaltar, cuchillo en mano, con los famosos estereotipos y prejuicios obtenidos durante su período en este mundo.
Acto seguido, y tras un silencio lleno de suspiros, le cité una gran frase de un gran político español: “La política es el arte de aplicar en cada época aquella parte del ideal que las circunstancias hacen posible”.
Ante su silencio, expresé lo siguiente: “Sabes que a mí nunca me gustó la manera fácil de pasar mi vida en este mundo. Siempre opté por la vía difícil, y eso siempre ha sido un orgullo para mí. ¿Por qué? Algunos me han llamado provocador y otros, ávido de la crítica externa, pero lo que sí tengo claro es que si se quiere cambiar este mundo, no se puede recurrir a la vía fácil, porque ésta es tenebrosa y superficial. La propia condición humana nos hace no conformarnos con lo que tenemos y por eso somos capaces de hacer las cosas más terribles, pero también las más gloriosas”.
Por eso le dije finalmente: “Si quiero ser político, es porque todo lo que te he dicho siempre ha sido lo que me ha motivado. Me enfrento todos los días a esos prejuicios, y es lo que me llena de satisfacción cuando quiero afrontar el día a día. Solamente te diré que no soy el único, y cada vez somos más los que queremos vivir al borde del acantilado para lograr mucho y no ser reconocidos, pero esa es mi carta de presentación y con ella viviré el resto de mis días”.

miércoles, 29 de junio de 2011

¿Por qué nos endeudamos?

 Desde los comienzos de la sociedad de consumo (allá por el taylorismo y el fordismo, cuando aparece la producción en masa de bienes), y que se prolonga hasta finales del siglo XX, hemos vivido inmersos en una sociedad que nos crea necesidades a todas horas, aunque sean ficticias. Es necesario para nuestro modelo productivo que los ciudadanos consuman, aunque no lo necesiten o no puedan.

 Cuando los ciudadanos llegaron a su límite de consumo y ya no se pudo seguir el ritmo que hasta entonces era el normal (no tienen recursos disponibles para adquirir esos bienes), la sociedad de consumo genera un nuevo instrumento que facilita y posibilita saltar este obstáculo, pero que gestaría un problema mayor que el resuelto. El famoso crédito al consumo a plazos ha permitido que durante muchos años, miembros de todas las clases sociales pudieran adquirir productos que por sus características y sobre todo, por su precio final, no estaban al alcance de todos. 

 Televisiones de plasma, coches de lujo, segundas viviendas, vacaciones a lugares exóticos...etc. han formado parte de nuestras vidas durante la etapa de bonanza económica, y ahora han desaparecido de ellas, como el oasis que ve un explorador en el desierto y no era más que un espejismo. Esta situación ha generado rabia en la población, porque acostumbrarse a lo bueno es fácil, pero a lo malo cuesta. Y esa reacción es normal porque nos educaron en la sociedad de consumo, en la que solamente había placeres, pero nunca sacrificios.

 Está claro que es necesaria una reflexión interna personal y colectiva de hacia dónde vamos y cómo queremos llegar a nuestro destino, pero sobre todo, es necesario que nos planteemos si la forma escogida para llegar a nuestro destino es la correcta o debemos cambiarla. Y esto parece complicado de entender, pero si que creo que podemos estar de acuerdo, en que debemos tener una estructura básica de actuación, antes de empezar el largo camino de la recuperación.

 El otro día, y para terminar mi entrada, comentaba con una amiga (a la que realmente me gusta escuchar, no solamente por su madurez mental sino por las cosas sensatas que salen de su cabeza) que la sociedad actual tiene una carencia de valores básicos sobre los que sostener un proyecto de comunidad a medio y largo plazo. No podemos seguir adelante sin tener claro cuáles son los valores sobre los que vamos a construir nuestro futuro porque nos supondrá, como estamos viendo actualmente, un retroceso en cuanto a todo lo que hemos logrado durante generaciones.

 Los valores, sean del tipo e ideología que sean, vertebran a una sociedad y la permiten avanzar. Sin ellos, la confusión se adueña de su gente y la sensación de incertidumbre es la constante de todos ellos. Y esta sensación de locura (que casi llega al pánico) que arrastramos desde hace unos años y que hoy en día seguimos viviendo, es producto de esta carencia que aquí denuncio. 

 Es necesario que nos paremos a pensar cuáles son los valores que queremos que permanezcan y cuáles queremos que cambien (no solamente de contenido, también puede ser de forma o interpretación). Es necesario que nos sentemos en una mesa y dialoguemos las partes implicadas para crear un consenso. Y esto lo digo así, porque si tengo una cosa clara en esta vida, es que con un modelo como el actual basado en lo individual antes que en lo colectivo y en el presente antes que en el futuro, hay pan para hoy pero hambre para mañana.

jueves, 16 de junio de 2011

Yo estoy indignado

 De nuevo hoy he comenzado el día con una breve intervención en la radio. Ésta vez me han preguntado sobre los últimos acontecimientos en el Parlamento catalán y mi postura al respecto.

 Inicio mi entrada con ese título porque claramente refleja lo que pienso y de forma concisa y breve, cualquier lector puede entenderlo (así facilito las cosas a aquel que no quiere leerse toda la entrada :) )

 Mi indignación reside en los últimos actos que se han producido en el Parlament, y es que todavía no he llegado a comprender cuál ha sido la justificación para aquéllos, que durante toda la jornada de ayer pensaron que esas eran las formas de comportarse y de transmitir su mensaje al pueblo. No llego a comprenderlo porque como ciudadano solamente veo actos vandálicos, agresiones verbales y momentos de tensión, con los que no puede sentirme identificado salvo que pertenezca a un grupo de bárbaros que se dirige a la capital del Imperio Romano para quemar y destruir todo lo que se interpone en mi camino.

 No puedo compartir un mensaje (que aunque sea justo y de derecho) utiliza mecanismos de transmisión que vulneran cualquier tipo de espacio pacífico democrático de convivencia. Estoy de acuerdo con Artur Mas cuando dice que prefiere una democracia imperfecta que el caos violento que se vivió o se quiso hacer ver ayer, pero también debemos hacer una autocrítica los que nos encontramos representando a los ciudadanos y reflexionar para saber cuáles son los motivos que han llevado a este ejercicio violento de la libertad de expresión (propios o impropios a la profesión).

 La libertad de expresión viene recogida en la Constitución Española y en la Declaración de Derechos del Hombre en su art 19:

 ""Libertad de pensamiento y de expresión.
1. Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento y de expresión. Este derecho comprende la libertad de buscar, recibir y difundir informaciones e ideas de toda índole, sin consideraciones de fronteras, ya sea oralmente, por escrito o en forma impresa o artística, o por cualquier otro procedimiento de su elección y gusto
2. El ejercicio del derecho previsto en el inciso precedente no puede estar sujeto a previa censura, sino a responsabilidades ulteriores, las que deben estar expresamente fijadas por la ley y ser necesarias para asegurar:
a) El respeto a los derechos o la reputación de los demás, o
b) La protección de la seguridad nacional, el orden público o la salud o la moral públicas."

  El principio del daño y del delito son limitaciones claras a la libertad de expresión y que no deben ser vistas como el ejercicio propio de un sistema político que censura, sino de un sistema que garantiza la convivencia entre individuos de muy diversa índole. Sin esos límites, la convivencia sería inviable.

 Me despido con una frase de Karl Marx que espero que haga reflexionar a los indignados violentos: " Nadie combate la libertad; a lo sumo combate la libertad de los demás. La libertad ha existido siempre, pero unas veces como privilegio de algunos, otras veces como derecho de todos"
  


martes, 14 de junio de 2011

Cuando la crítica se hace de forma distinta

 Esta mañana he intervenido en una radio para dar mi opinión sobre la situación que vivimos continuamente respecto a los mercados de deuda pública. En nuestro país se ha convertido en un tema de actualidad del que prácticamente hay que ser un verdadero monje de clausura para no tener unas nociones mínimas, ya que el bombardeo es masivo (rating, Moody´s, deuda pública, puntos porcentuales...etc).

 Tras la intervención, me ha surgido la duda respecto a la situación económica del resto de países y no sé cómo, he llegado a la temática de los países en Sudamérica que viven actualmente los llamados "procesos revolucionarios bolivarianos". Posiblemente, he llegado a ello movido por mis últimas conversaciones con personas que han sufrido o disfrutan de la situación existente. Algunos se resignan a verlo como parte de un ciclo en sus países, pero una gran parte, lucha con fuerza para que se restablezcan sus derechos y libertades (que al parecer han desaparecido, al ser impuestas unas nuevas obligaciones).

 Cuando oigo criticar a los bandos existentes en esos países, realmente veo a personas diciendo lo mismo pero desde dos sentidos distintos. Sentidos irreconciliables mientras perpetúen la lucha por unos ideales que fallecieron el siglo pasado y que fueron sustituidos por una buena dosis de realismo mixto.

 Luchan para acabar con las clases dominantes, la corrupción, el reparto injusto de la riqueza, la situación de pobreza y la crisis nacional de identidad. Sin embargo, yo solamente creo que han cambiado los actores culpables de esa situación, la situación sigue siendo la misma.

 Mencionando el caso de Venezuela (que podría ser otro cualquiera), me sorprende el cambio que con el tiempo sufrió su querido Presidente. En un principio, mi antiguo yo, lo consideraba la salvación de países que caían en un círculo vicioso de corrupción continua, del que no eran capaces de salir por los continuos regímenes dictatoriales o cambios anticipados de poder. Era la esperanza de lo que algunos consideramos como la voz de la mayoría que fue convertida en minoría.

 Actualmente, hablaría con ese yo del pasado y le preguntaría si en algún momento creyó que lo que actualmente sucede, era posible de dislumbrar con cierta credulidad y sin lamentos. Seguramente que mi yo del pasado, hubiera sucumbido a un ataque si hubiera visto esas imágenes y relatos traídas por el túnel del tiempo, consciente una vez más de que el realismo impera de nuevo sobre los espejismos de bondad.

 Definitivamente me sorprendo, y solamente puedo decir que mi crítica es la siguiente. ¿Creemos realmente que la situación de estos países ha cambiado? En mi humilde opinión creo que el no, es rotundo, y no porque no crea que no se haya mejorado algo, sino porque creo que no se ha logrado todo lo que se podía haber obtenido de forma razonable y en algunos casos, se ha retrocedido, con la excusa de garantizar determinadas cosas que no eran un derecho de los ciudadanos sino una obligación del Estado.

 Se han sustituido las clases dirigentes "fascistas" (según los que están en el poder) por clases dirigentes "chavistas", "castristas", "sandinistas" o "indigenistas" (curiosamente suenan igual). Usan los mismos medios y las mismas formas, solamente se benefician de sus políticas aquéllos que les "siguen el rollo". Da igual la ideología, solamente es importante el seguimiento borreguil (como dice un querido amigo).

 Chavistas con Audis, fascistas con Mercedes, Sandinistas con BMWs.... es decir, parece ser, con perdón de los alemanes, que el único elemento en común de todos ellos es su buen gusto por vehículos de alta gama germanos. Eso sí, que el resto de la población sufra y espere a que lleguen al poder los que le representan, mientras tanto, amarre sus posesiones y a encomendarse al mejor santo que le represente...

lunes, 28 de marzo de 2011

Cuando la confianza es un requisito


Esta entrada que publico rompe un poco con la temática seguida hasta ahora en este blog. Normalmente he escrito siempre comentando los sucesos que me rodeaban y desde la perspectiva del mero observador que se siente afectado por los asuntos de actualidad, pero hoy, he querido tirar ese muro, y empezar con una nueva forma de analizar los asuntos y problemas que nos rodean.
No esperéis el descubrimiento de la Piedra Rosetta en materia de exposiciones, pero he querido que la novedad, inundara este espacio en el que comparto lo que experimento. Ahí es donde radica esa nueva perspectiva, y es que comienzo una nueva etapa, en la que comentaré los efectos de las cosas desde dentro y no desde fuera. Manifestaré lo que siento y lo que veo, para después, conformar los asuntos que en la realidad nos afectan, de manera que iré de lo no visible a lo visible.
Por ello, y para no aburrir más al lector, lo primero que quiero comentar en mi nueva etapa es las sensaciones que me inundan actualmente sobre la confianza. Sé que es difícil en ocasiones plantear ante nuestros conocidos, amigos, parejas y demás individuos, las cosas más profundas y privadas de nuestro ser, pero también sé, que eso es lo que permite que conectemos con ellos y podamos obtener una visión distinta y enriquecedora.
Es difícil saber en quién confiar, y más todavía, qué confiar a aquéllos que son nuestros confidentes. Digo esto, porque en muchas ocasiones no nos planteamos que determinadas cosas que suceden alrededor de nuestra vida, no pueden ser expuestas sin más control que el de pensar que esa persona es nuestra/nuestro confidente. Tenemos que saber qué le hemos contado, cómo se lo hemos contado y sobre todo, cuál fue su reacción ante la tesitura que le planteamos.
En mi vida personal, en múltiples ocasiones me he encontrado en la encrucijada de saber qué podía contar y a quién contárselo. Todos tenemos cosas más o menos oscuras en nuestras vidas, y por ello, queremos que nuestros oyentes, sean lo mejores posibles. ¿Por qué? Porque para mí, determinadas cosas que suceden en mi vida, no son enmarcables dentro de una conversación de bar, sino de reflexión con esa persona y por ello, cuando cumple ese límite, supera las barreras de la amistad.
Por otro lado, en ocasiones, determinadas cosas que se presentan en ese largo camino que es la vida, no pueden plantearse más que a una persona que esté a tu lado. Cuando digo a tu lado, significa para mí, una pareja, y es que es ella/él, la que te conoce, como consecuencia de vivir las cosas en común y compartir vivencias, se establece un hilo conductor que permite la transferencia de sentimientos, sensaciones y expresiones del día a día.
Para mí, ese contexto es el que necesito para poder hablar de determinadas aspectos de mi vida, porque mi confianza va ligada a otras cosas, y por ello no me veo limitado, sino motivado a buscar esos aspectos en las personas que me rodean. Pondría en mi espalda un cartel, que anuncia un club selecto de experiencias compartidas con el siguiente texto: “El único requisito es la voluntad de confiar”.
Por ello cuando me preguntan, ¿Por qué eres tan tonto de seguir buscando un ideal de persona que te acompañe el resto de tu vida?, yo respondo tajantemente que no he sido creado para ser autónomo, y necesito completarme, compartir y vivir cosas con una persona a la que cuando me levante por la mañana, la mire a los ojos y diga: Sé que ella ya sabe lo que pienso y es ahora cuando soy feliz….
  

viernes, 11 de febrero de 2011

En respuesta al profesor

Mi opinión sobre el aprendizaje realizado en clase de SEM ya fue expuesta en mi blog hace tiempo. Creo que hemos aprendido a aprender de una forma nueva y distinta, y sobre todo, hemos logrado saber que se puede cambiar el chip a la hora de aprender.
 Los trabajos que hemos realizado sobre temas económicos, como dice mi compañera Elena, han permitido que nos podamos sumergir en materias tan variadas como las que hemos visto a lo largo de las exposiciones. Eso sí, creo que como dijo Silvia, es necesario más seguimiento por parte del profesor, porque somos "primerizos" en esta nueva forma de trabajo y en ocasiones salen nuestros impulsos más primarios de trabajar poco y tener que hacerlo de prisa y corriendo en el último momento.
Por eso recomiendo, que las labores que se hagan en grupo sean más analizadas en general y cuidadas en ese aspecto de los plazos.
Las píldoras, como usted dijo, son para premiar a aquellos que llegan puntuales a clase, pero también deben contar con la participación de los que son premiados. Con eso quiero decir, que la simple idea de que uno de los beneficiados, uno de los días, lea un fragmento que considere oportuno compartir, también puede ser un premio para el resto.
 Respecto a la rosa de los vientos, creo que ha sido un mecanismo correcto para "cuadrar" toda la información que hemos ido obteniendo a lo largo del curso. El situar la información en función de un esquema simple: Norte-Sur y Este-Oeste, permite dar un significado mayor que una simple síntesis de lo aprendido en clase. Las noticias permiten, que no solamente tengamos conocimiento de los sucesos que nos rodean sino que también pongamos en común lo que consideramos sobre ellas.
 Tengo que reconocer que la parte más novedosa y que más me sorprendió de todas las clases de SEM fueron los proyectos voluntarios sobre "Música y realidad social" y "Un libro para compartir". Me pareció interesante que una canción y un libro pudieran articular las clases, sobre todo cuando pudimos compartir lo que nosotros creíamos que podría ser interesante para el resto. Es verdad, que se pudo echar en falta que hubiera unas conclusiones finales sobre cada libro, canción o en general, que determinaran que habíamos aprendido y cuál era el motivo de esos proyectos. Hubiera sido interesante concluir esos proyectos con unas reflexiones grupales, para que así descubriéramos más, de lo que habíamos aportado.
 Por último, el blog ha sido el espacio donde compartir todo lo que hemos vivido y sobre todo, un espacio de comunicación. Ha sido el eje central sobre el que articular nuestra asignatura y nuestras reflexiones. Hemos conseguido hablar y pensar escribiendo, que es difícil en los días que corren, aunque todavía no pierdo la esperanza de que cambiemos esa situación.Gracias a todos! Un Saludo!