jueves, 30 de septiembre de 2010

La educación durante nuestra etapa formativa

  Comienzo este blog no por iniciativa propia, sino por propuesta y como método de liberar los pensamientos que puedo tener hacia las reflexiones que hemos hecho en clase. Si que estoy de acuerdo con que escribir es una forma de expresar lo que siente nuestro alma pero también es necesario para nosotros que alguien nos lea, y si no es posible, que alguien nos escuche.
Escribir para uno mismo sería igual que hablar con uno mismo, en ocasiones fructífero para ver cómo pensamos y analizarnos, pero en todo caso un paso firme hacia la locura, así que intentaré que mis consideraciones tengan el mayor número de destinatarios y por supuesto que sean opiniones abiertas, porque nadie es poseedor del conocimiento absoluto.
El pasado martes comenzamos nuestras clases con una reflexión que se puede resumir en el título de esta entrada: "La educación en nuestra etapa formativa". No es siempre fácil estructurar una reflexión, y más si ella va dirigida a un período tan extenso como el educativo, pero intentamos resumir todas nuestras cavilaciones en tres puntos: Cosas positivas, negativas y a mejorar.
En mi caso, las cosas positivas de la educación que he recibido durante mi formación han sido las que he recibido de mis compañeros, es decir, de la parte social que tiene la educación. Para mí es más importante que la educación vaya destinada a que los alumnos se preocupen en conocer gente, que en conocer los libros que tienen que estudiar y aislarse en clase como verdaderos monjes del Medievo. Afortunadamente, he tenido la posibilidad de conocer gente de muchos países y realmente he descubierto que he sido afortunado cuándo conociéndoles, he podido hablar, debatir y escuchas las posturas y visiones que tienen en distintos puntos del mundo sobre temas sencillos que nunca pensé que pudieran discutirse.
Ya decía Aristóteles que: "El ignorante afirma, el sabio duda y reflexiona.". De este gran autor de nuestra historia podemos extraer grandes verdades, pero seguramente él nos diría que no cerráramos nuestras mentes a nuevas argumentaciones porque el conocimiento no es uno sino un conjunto y por consiguiente no unitario e intransformable a una sola verdad.
Las cosas negativas que he encontrado en la universidad tienen mucho que ver con ese carácter no social que tiene la educación en todas sus etapas. Reconozco que la educación no puede formarse sólo por unos escasos elementos, sino que tiene que existir una pluralidad de ellos para conseguir que salgamos con una verdadera formación. En la antigua Grecia, existían dos escuelas de enseñanza, por un lado los sofistas y por otro lado los seguidores de Sócrates. Los sofistas llegan a Atenas atraídos por la riqueza, y generalmente sus enseñanzas se parecen a las de hoy que se imparten en la Universidad. El sofista se instalaba en la casa de algún noble o rico, y allí citaba a sus discípulos, paseando o sentados, impartiendo sus clases.
El método de los sofistas era el de los largos discursos. Sin ser interrumpidos, sobre cualquier tema relacionado fundamentalmente con asuntos políticos, y tan sólo al final de la lección, los allí presentes podían intervenir. El sofista dirigía sus enseñanzas a la formación de líderes políticos. Los silogismos dialécticos versan sobre la meramente probable, nunca se plantearon la obtención de la verdad, a lo máximo sólo se buscaba lo verosímil/probable. Esos silogismos dialécticos estaban formados desde la exigencia de las normas que impone el arte de la retórica, son formalmente bien construidos los discursos.    
Por contra, Sócrates está convencido de que su misión es enseñar, a alumbrar en los demás ideas verdaderas. La diferencia de Sócrates con los sofistas es clara, ya que en primer lugar no cobra por enseñar y en segundo lugar, su objetivo último es educar en la verdad.
Este método socrático, lo siguió posteriormente su discípulo Platón y fundó la famosa "Academia", dónde se impartía una formación distinta a la de los sofistas y que implicaba todo lo que se conocía. Es decir, una formación integral en la que se prima todo, y no el recitar o el escuchar como si fuéramos unos loros. Ya Platón se dio cuenta de que el sistema no funcionaba y por ello se rebeló y cambió lo existente, cosa que deberíamos hacer hoy en día.
Sólo tengo que decir para finalizar las cosas negativas, que esos sofistas que fueron adorados durante mucho tiempo serían criticados y acusados por los ciudadanos atenienses como los culpables de la gran crisis que sufrió la polis de Atenas y que en tanto se parece a las crisis que parece que solemos sufrir cíclicamente en nuestros tiempos. Parece ser que los griegos no eran tan distintos.
 Por último, respecto a las cosas a mejorar, creo que ya he dejado bastante claro que es lo que se debe y que es lo que no se debe tener en una Universidad del siglo XXI. Más implicación por parte de los profesores, que no sean sofistas que nos dan grandes discursos porque les gusta oírse y aprendan que el verdadero conocimiento que se transmite es el que se mejora por aquel que lo ha recibido de otro. Que la universidad es un espacio social, en el que se debe dar importancia a la integración del alumnado y a sus relaciones, ya que tienen la misma importancia que el recitar a grandes autores y a grandes profesores. Que la inversión en la educación sirve, no tenemos un 3,5 % de intereses anuales, pero mañana seremos los que digamos qué tipo de interés queremos.
 Y sobre todo, que la Educación sepa que sus destinatarios son PERSONAS y no ordenadores a los que con una simple modificación de software se le puede adaptar a las necesidades de hoy en día. Si perdemos esto de vista ocurrirán las grandes desgracias que hoy vivimos: pasividad de la juventud, alto nivel de fracaso escolar, grandes insatisfacciones en las fases de adulto...etc. No podemos pedir explicaciones a los causantes de un problema, si no sabemos porque han llegado a cometer ese error, por lo menos, si queremos aprender y evitar de nuevo ese comportamiento. Ese ha sido el gran problema de esta crisis, somos los causantes de una generación que sólo piensa en ganar dinero, sea a costa de quien sea y sin preocuparse de las consecuencias.
 Ese es el error de la educación en este país y en gran parte de este mundo, sólo se prima a los mejores, sea como sea la forma en la que se llega a la cima. Con ese sistema, es cada vez más difícil pensar qué clase de gente será la que dirija nuestros futuros el día de mañana y eso es algo de lo que debemos reflexionar, porque la educación tiene que ver.

  

1 comentario:

  1. Es interesante el enfoque que le has dado a partir de los sofistas y de Sócrates. Siempre he pensado que los educadores tenían muchas similitudes con los sofistas.

    Además, ya no importa ir pasito a pasito e ir descubriendo y fascinándose con el conocimiento que vas encontrándote a diario; sino subir peldaños como si de una carrera se tratara y comparar a ver quién tiene la posibilidad de ganar más dinero o de poseer más riquezas. Es triste triste porque se pierden muchos puntos de la vida, pero lamentablemente es así.

    Así que, para concluir, como bien has citado a Aristóteles, me quedaré reflexionando sobre ésto.

    ResponderEliminar