martes, 5 de octubre de 2010

La rosa de los vientos

 Si tuviéramos que ponerla en nuestros tiempos y que se moviera con los vientos de la actualidad, probablemente estaría dando vueltas sin cesar como consecuencia de la Aldea global en la que vivimos. Muchos somos los que pensamos que este mundo puede ser dividido claramente entre el cono norte o los ricos y el cono sur o los pobres, pero cada vez más está más claro que esta división debe terminar, o bien porque no podemos seguir dividiendo el planeta bajo el signo de la riqueza porque cada vez más las potencias emergentes quieren el papel que les corresponde o porque la división no hace más que acentuar la clara situación que vivimos hoy en día entre lo que llamó un autor como "Mundo de los que pueden y quieren más y Mundo de los que sólo quieren pero no pueden".
 Está claro que "toda acción tiene una reacción igual y opuesta", el problema es que el Sr. Newton no nos dejó un manual para saber que tipo de reacciones se originarían en los momentos de crisis que vivimos hoy en día, y eso es algo que cada vez más temo.
 Empiezo a hablar del caso de la minería en este país, como ejemplo claro de porque nuestra rosa de los vientos no sabe a dónde apuntar cada vez que sopla el viento. No somos pocos los que creemos que este sector en este país no tiene ningún futuro pero no porque la Unión Europea nos corte las subvenciones o como en este caso, nos prohíba subvencionarlo mediante Decreto, sino que realmente el problema se encuentra en que si queremos seguir en este planeta y poder vivir dentro de una cierta armonía con la naturaleza (la que se preste después de todas las barbaridades que hemos cometido), no podemos seguir intentando mantener una industria que no se compagina bien con la idea de respeto al medioambiente. Como se comentó en clase, no podemos quemar carbón por quemar, sólo para que unos pocos puedan seguir viviendo, tener un sueldo y todo ello en contra del resto.
 He leído cosas respecto a esta noticia que realmente me dan escalofríos, sobre todo por la ignorancia que se respira, pero no en la ciudadanía, sino en los medios. Al fin y al cabo, la mayoría de la ciudadanía se comporta según lo que le dicen y no según lo que ellos han visto, por lo que sólo puedo decir que si alguien no está informado y lee en los periódicos que el Sr. Zapatero es el culpable de que los mineros pierdan su trabajo y de que desaparezcan las subvenciones, no es verdad. Cuándo España aceptó entrar en la UE en 1986 (entonces CEE), aceptaba por un lado todo lo bueno que representa una Unión, pero también por otro lado, todo lo malo que conlleva. Dentro de lo malo, en la UE, se obliga y prohíbe a su vez a los Estados comunitarios, a no actuar en los mercados a través de subvenciones por un principio básico del mercado comunitario que es el de la libre competencia.
 Podremos estar a favor o en contra de la intervención de los Estados en la economía, pero en la UE, salvo por autorización expresa de Bruselas, cualquier ayuda de un Estado hacia su economía nacional supone una violación del sacrosanto pilar de la Libre competencia y por consiguiente la prohibición automática. Si todavía alguno no se ha preguntado ¿Por qué solo nos pasa a nosotros y no a Alemania o Francia? Pues amigos, ya sabemos que en el mundo hay dos tipos de países y en función de la clasificación hacen lo que quieren, ¿no?, pues en la UE sucede lo mismo y es que hay una serie de países que hacen lo que quieren cuando quieren, y nosotros no estamos en esa clasificación, somos de los que debemos callar.
 Otra de las noticias que se discutió fue la de la Agencia Moody´s, que rebajó la calificación de la deuda española y que por consiguiente nos hace menos creíbles ante el resto del mundo. Mi opinión es breve, ¿Cuándo dejaremos de poner en manos de esta élite neocon especulativa el devenir del resto del mundo?¿Cuándo dejaremos de confíar en unos sujetos que olvidaron lo que es objetivo por lo que es enriquecerse a costa de quien sea?¿Debemos callarnos o debemos también manifestarnos como por la reforma laboral?. Parece que es más sencillo callarse y agachar la cabeza, que pegar un golpe en la mesa y decir un basta ya. Simple comodidad.
 La noticia del déficit español narrada por un compañero me hizo pensar la grandeza de la hipocresía en este mundo. Parece mentira que en el siglo XXI nos traten como niños a los que contar una historia para que creamos una realidad totalmente distinta de la existente. Y es que mientras la mayoría del mundo ataca nuestro modelo económico, por "no ser del todo seguro", el resto de países que nos rodea están peor que nosotros. Mientras Alemania nos dijo a principios de año que debíamos reducir nuestro déficit, ellos mismos estaban aumentando su endeudamiento, superando por primera vez en muchos años la barrera psicológica del 3 %. Italia se encuentra en una situación parecida y Gran Bretaña en una delicada situación, que ha sido calificada como una de las peores de la zona euro. Dijo Nietzsche: "Nada más hipócrita que la eliminación de la hipocresía".
 La cuarta noticia iba relacionada con el interés de la política en los jóvenes en España. Qué decir, no sé cómo todavía se preguntan el motivo de nuestro desinterés, después de todos los escándalos de corrupción, las bajadas de pantalones que algunos hacen para evitar que sean privados de esa gran droga que es el poder que da la política, los enfrentamientos entre partidos por el mero hecho de querer ganar las elecciones sin importar lo que le suceda al conjunto de la población hasta entonces, la falta de ética y moral...etc. ¿Se me olvida algo? Seguro que sí, y no habrá nada positivo, pero no porque yo soy el que critico sino porque ellos mismos se lo han buscado.
 Toda esto resume el gran país y mundo en el que vivimos. Cada vez más, me imagino a mi rosa de los vientos mirándome con amargura mientras no para de girar. Me mira porque quiere parar y decirme hacia dónde sopla el viento,ya que es su objetivo en la vida, pero no puede, no la dejo, y esto es así porque yo también participo en toda esta gran estructura que nos da arcadas pero que mantenemos mientras unos pocos nos miran desde arriba sonriendo.

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