martes, 14 de junio de 2011

Cuando la crítica se hace de forma distinta

 Esta mañana he intervenido en una radio para dar mi opinión sobre la situación que vivimos continuamente respecto a los mercados de deuda pública. En nuestro país se ha convertido en un tema de actualidad del que prácticamente hay que ser un verdadero monje de clausura para no tener unas nociones mínimas, ya que el bombardeo es masivo (rating, Moody´s, deuda pública, puntos porcentuales...etc).

 Tras la intervención, me ha surgido la duda respecto a la situación económica del resto de países y no sé cómo, he llegado a la temática de los países en Sudamérica que viven actualmente los llamados "procesos revolucionarios bolivarianos". Posiblemente, he llegado a ello movido por mis últimas conversaciones con personas que han sufrido o disfrutan de la situación existente. Algunos se resignan a verlo como parte de un ciclo en sus países, pero una gran parte, lucha con fuerza para que se restablezcan sus derechos y libertades (que al parecer han desaparecido, al ser impuestas unas nuevas obligaciones).

 Cuando oigo criticar a los bandos existentes en esos países, realmente veo a personas diciendo lo mismo pero desde dos sentidos distintos. Sentidos irreconciliables mientras perpetúen la lucha por unos ideales que fallecieron el siglo pasado y que fueron sustituidos por una buena dosis de realismo mixto.

 Luchan para acabar con las clases dominantes, la corrupción, el reparto injusto de la riqueza, la situación de pobreza y la crisis nacional de identidad. Sin embargo, yo solamente creo que han cambiado los actores culpables de esa situación, la situación sigue siendo la misma.

 Mencionando el caso de Venezuela (que podría ser otro cualquiera), me sorprende el cambio que con el tiempo sufrió su querido Presidente. En un principio, mi antiguo yo, lo consideraba la salvación de países que caían en un círculo vicioso de corrupción continua, del que no eran capaces de salir por los continuos regímenes dictatoriales o cambios anticipados de poder. Era la esperanza de lo que algunos consideramos como la voz de la mayoría que fue convertida en minoría.

 Actualmente, hablaría con ese yo del pasado y le preguntaría si en algún momento creyó que lo que actualmente sucede, era posible de dislumbrar con cierta credulidad y sin lamentos. Seguramente que mi yo del pasado, hubiera sucumbido a un ataque si hubiera visto esas imágenes y relatos traídas por el túnel del tiempo, consciente una vez más de que el realismo impera de nuevo sobre los espejismos de bondad.

 Definitivamente me sorprendo, y solamente puedo decir que mi crítica es la siguiente. ¿Creemos realmente que la situación de estos países ha cambiado? En mi humilde opinión creo que el no, es rotundo, y no porque no crea que no se haya mejorado algo, sino porque creo que no se ha logrado todo lo que se podía haber obtenido de forma razonable y en algunos casos, se ha retrocedido, con la excusa de garantizar determinadas cosas que no eran un derecho de los ciudadanos sino una obligación del Estado.

 Se han sustituido las clases dirigentes "fascistas" (según los que están en el poder) por clases dirigentes "chavistas", "castristas", "sandinistas" o "indigenistas" (curiosamente suenan igual). Usan los mismos medios y las mismas formas, solamente se benefician de sus políticas aquéllos que les "siguen el rollo". Da igual la ideología, solamente es importante el seguimiento borreguil (como dice un querido amigo).

 Chavistas con Audis, fascistas con Mercedes, Sandinistas con BMWs.... es decir, parece ser, con perdón de los alemanes, que el único elemento en común de todos ellos es su buen gusto por vehículos de alta gama germanos. Eso sí, que el resto de la población sufra y espere a que lleguen al poder los que le representan, mientras tanto, amarre sus posesiones y a encomendarse al mejor santo que le represente...

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