viernes, 5 de noviembre de 2010

"Same water, new cup"

  

Así es como un ciudadano de Myanmar define el proceso electoral que se está viviendo en su país, desde que la Junta Militar decidió que era hora, después de 20 años de opresión sobre la ciudadanía, de dar un signo de democracia. Y es que este ciudadano se siente incrédulo ante los periodistas de que el proceso electoral para elegir los 1150 escaños del Parlamento vayan a conseguir cambiar la situación del país.

 Es curioso que tenga que acudir a periódicos extranjeros para poder analizar de manera correcta lo que sucede en todo el mundo ya que nuestra prensa está más centrada con otros temas. El NY Times lo ha publicado este artículo en la portada de su periódico versión digital, demostrando una vez más que hay noticias en este mundo que se nos escapan de nuestro conocimiento por culpa de los intereses que hay detrás.

  

     Birmania antiguamente y ahora la República de la Unión de Myanmar, es un país del que no se habla porque no es catalogado dentro de los "interesantes/importantes". Una de las grandes industrias del país, la maderera, está destruyendo gran parte de los recursos forestales que tiene país, del que sólo nos interesa saber que es el primer productor de teca, conocida en el sector como "madera preciosa" (junto con el ébano) y que se emplea para la construcción de barcos de lujo y muebles de 1ª calidad.
  Quizás no nos interesa hablar porque todavía no tienen nada de lo que podamos utilizar, y probablemente son afortunados en ese sentido. A día de hoy, seguirán bajo la opresión de un gobierno militar que no respeta los derechos humanos y eso persistirá, porque parece ser que en este mundo sólo somos titulares indiscutibles de derechos aquellos que pueden permitírselo.
 He escogido esta última foto para terminar la entrada porque creo que es la que mejor expresa mis sentimientos hacia esta situación. Un niño monje, que avanza mientras nosotros observamos y que no tiene más preocupaciones que ir detrás de su cometa, porque es el aire quien le guía, quien le orienta, quien le mueve, y solamente él es capaz de decidir si quiere seguir detrás o dejarla ir. La cometa, como dijo Khaled Hosseini en su obra "Cometas en el cielo" vuela en el cielo libre de culpa y para simbolizar nuestra esperanza.


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